Durante los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid en San Lorenzo de El Escorial se ha impartido el curso de Acoso Escolar: Redes sociales e influencia de los medios en donde José Antonio Casas, investigador de la Universidad de Córdoba ha explicado las claves de este nuevo tipo de acoso virtual. ‘’Ya no existe acoso escolar sin ciberacoso: Bullying y "ciberbullying" van de la mano a pesar de ser factores distintos’’, explica Casas. El método para luchar contra este tipo de ataques es el mismo, pero teniendo en cuenta los matices.
Ciberacoso
M.T.
El ciberacoso o "ciberbullying" se lleva a cabo mediante medios electrónicos y funciona de manera similar: Tiene que existir un desequilibrio entre víctima y acosador y, sobre todo, un sistema de repetición.
Entendemos como acoso escolar cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula. El desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima es la clave en este tipo de conflictos. Normalmente los niños que son más grandes o tienen una personalidad de liderazgo mayor que otros marcan este desequilibrio en la escuela. Pero, ¿dónde está el desequilibrio dentro del acoso virtual?
En Internet el desequilibrio se encuentra en la competencia tecnológica. El acosador tiene más conocimiento acerca del mundo virtual y jackea la cuenta de la víctima, modifica sus datos, accede a su perfil y servidores sin permiso. También se trata de coger una foto o un vídeo y moverlo por la red sin permiso y con afán de burla acompañado de mensajes humillantes.
Según los estudios analizados por el proyecto Sevilla anti-violencia ‘’el impacto emocional de las víctimas del "ciberbullying" es mayor al del acoso tradicional’’, afirma Casas. Las características de este acoso, unido a lo importante que es para los jóvenes su vida virtual pueden crear un impacto negativo muy difícil de controlar.
Cuando se cierran las aulas no hay límites para ejercer el "ciberbullying"
El apoyo en las aulas está muy bien trabajado dentro del horario escolar. Pero cuando se cierran las aulas no hay límites para ejercer el "ciberbullying". Muchos centros y profesores están trabajando en la red para controlar las relaciones de sus alumnos. De hecho, existe en algunos centros la figura de un profesor u orientador que bucea por los perfiles de los alumnos controlando y previniendo este tipo de acoso.
Casas, durante el curso, atacó a los medios de comunicación y su manera de informar sobre sucesos de "bullying": “Una sola foto o comentario en la red puede ser visto por uno, dos o tres millones de personas, esta repetición es muy dañina y cuando los medios se hacen eco son cómplices de este acoso”.
La Ley del silencio que grita en Internet
Los estudios de acoso escolar siempre contemplan la parte pasiva del conflicto: Aquellos compañeros que son testigos de agresiones pero que, por temor a sufrir represalias, no comentan ni impiden que se desarrollen estos actos.
Las tornas cambian cuando nos encontramos en Internet, los compañeros, amigos y familiares de las víctimas muchas veces se solidarizan y se convierten en ‘acosadores del acosador’ para proteger a sus allegados.
Las víctimas nunca se convierten en acosadores
Este fenómeno ha nacido a raíz de Internet, medio por el cual se ayuda a las víctimas. Aunque, curiosamente, las víctimas nunca se convierten en acosadores ya sea fuera o dentro de la red. Sin embargo, los casos de acosadores que terminan convirtiéndose en víctimas es cada día más común.
No estar conectado como motivo de exclusión
Todos los niños siguen el Trending Tópic, el vídeo viral del día, los acontecimientos de la serie con más audiencia del momento o las propias publicaciones de sus amigos. ‘’Los casos de niños que no están al día dentro de esta dinámica virtual se ven afectados y excluidos constantemente’’ explica Casas.
Los juegos virtuales también influyen mucho en el "ciberbullying" y el acoso contra el profesorado. ‘’Hay niños que se quedan jugando hasta las 7 de la mañana engañando a sus padres y antes de entrar a clase toman un redbull y se van a escuchar la lección de literatura’’, explica Casas. Estos casos normalmente se aburren en clase y continúan con el juego desde el móvil.
A la hora de actuar, los profesores se encuentran con reacciones muy violentas. ‘’En Andalucía se han dado caso de agresiones graves por intentar impedir que un menor utilice su dispositivo móvil en clase’’ afirma Casas.
Hace dos meses, en un pueblo de Córdoba, a una alumna le quitaron el teléfono móvil. Las normas del centro especifican que hasta que su padre o madre no fuese a por el teléfono, no se lo devolverían. Al ser viernes su padre no pudo ir y la niña terminó ingresada en el hospital a causa de un ataque de ansiedad sólo de pensar que estaría desconectada durante el fin de semana.
Estos comportamientos se reproducen entre la juventud, los expertos previenen e insisten en diferenciar la realidad virtual de la vida cotidiana. Dos factores que pueden complementarse pero no imponerse el uno al otro.