Un mes después de que un juzgado federal estadounidense sentase jurisprudencia, decretando que Internet ha de ser igualmente accesible para todos, la Unión Europea cerró ayer el periodo de consultas sobre su regulación acerca de ese mismo principio, conocido como “neutralidad de la red”.
Sin embargo, activistas y eurodiputados temen que el BEREC (el regulador europeo) mantenga una normativa que, aunque dice proteger la neutralidad de la red, deja dos importantes huecos por los cuales se pueden colar los intereses de las empresas de telecomunicaciones, interesadas en cobrar por un Internet de diferentes velocidades. Tan interesadas están en ello, que han presentado una carta a la Comisión Europea donde amenazan con dejar de invertir en redes móviles de alta velocidad si se les sigue obligando a dar el mismo acceso a todos. Entre los firmantes está José María Álvarez Pallete, el presidente de Telefónica.
Primer hueco: los servicios especializados
El proyecto de regulación contempla la existencia de redes para "servicios especializados" que podrían tener preferencia sobre otras, creando una especie de "carril rápido" para esos contenidos que harían que otros quedaran discriminados.
Los servicios especializados permiten una internet de "carril rápido"
Esto, que en principio parece destinado para servicios esenciales o redes de estatales de emergencia, sanitarias o de defensa, está redactado con la suficiente ambigüedad como para que ciertas empresas de contenidos -como Netflix o YouTube- pudieran pagar una cantidad de dinero elevada por tener acceso a esos carriles rápidos, mientras que otros servicios más pequeños que quisieran distribuir su contenido acabarían ofreciendo un servicio peor al no poder ofrecer esos contenidos con una velocidad suficiente.
Segundo hueco: el “zero-rating”
Una de las primeras reivindicaciones de los internautas españoles fue la campaña a favor de una tarifa plana. Esto es: pagar una cuota fija a cambio de poder usar el servicio sin límite de datos, ni de tiempo. La tarifa plana, que existe para servicios de Internet a través de redes terrestres, no existe de hecho para telefonía móvil, donde se tarifica por datos. Todos hemos experimentado la frustración de ver cómo nuestro smartphone se ralentiza desesperantemente cuando se nos “acaban los datos”.
El zero rating es aplicar una tarifa plana de datos sólo a ciertos servicios y apps
El Zero-Rating consiste en jugar con esa tarificación por datos, dando una tarifa plana selectiva. Determinados servicios no entrarían dentro de esa tarificación, por lo que podrían ser usados ilimitadamente. De nuevo, eso colocaría a algunas de las aplicaciones de nuestro móvil en desventaja sobre otras. ¿Es justo que nos cuenten los datos de Twitter pero no de Facebook? ¿Qué pasará con los desarrolladores pequeños que no puedan permitirse librarse del contador de datos?
Y, de hecho, permitir el “Zero Rating” da incentivos a las compañías telefónicas para mantener el límite de datos deliberadamente bajo, en lugar de competir para ampliarlo, como ha sucedido en Holanda, donde esta práctica está expresamente prohibida.
Preocupación del padre de Internet
Una coalición de destacados activistas de Internet, que incluye a Sir Tim Berners-Lee, uno de los “padres fundadores” de Internet, ha batallado hasta el último momento para contrarrestar la presión de las empresas de telecomunicaciones sobre las instituciones europeas.
“Asegurar [la neutralidad de la red] es esencial para conservar Internet como un motor de desarrollo económico y progreso social”, ha escrito Berners-Lee en una carta abierta a los reguladores europeos.
Nosotros, los usuarios corrientes de Internet, no nos podemos permitir lobistas caros. Pero tenemos a millones de personas: europeos corrientes, empresas emergentes, inversores, pymes, activistas, ONG, blogueros, artistas independientes. Personas que han experimentado de primera mano el poder de la Internet abierta y quieren protegerla.
Campaña de última hora
Hasta el cierre de las consultas de ayer, estuvo en marcha la campaña “Save The Internet” (Salvemos a Internet), destinada a tratar de que la aplicación del reglamento no permita los huecos legales que tanto interesan a las “telecos” europeas.
El 30 de agosto se publicarán las directrices de aplicación del BEREC, por lo que sabremos quién ha ganado el pulso, si los activistas o los lobistas de las empresas de telecomunicaciones.