El lector que acceda a las páginas de Repensar CCOO: un sindicato para el siglo XXI no encontrará reflexiones novedosas sobre cómo abordar los retos de la nueva división del trabajo hombre-máquina que propicia los cambios tecnológicos. Solo de pasada encontrará alguna referencia al uso de plataformas digitales online, como Worksmart, puesta en marcha por los sindicatos británicos para los trabajadores de la nueva economía, aunque no a la aparición de nuevas formas sindicales, como Freelancers Union, una asociación norteamericana nacida específicamente para la defensa de los trabajadores a la pieza, o freelance, modalidad que constituye más del 70% de los ocupados en los perímetros de Silicón Valley.
Describe con crudeza los efectos de lo que denomina “la gran agresión, una estrategia concertada iniciada en 2010 entre Gobierno y patronal para imponer una transformación radical del modelo de relaciones laborales”. Insiste en un argumento central para CCOO: que se trata del más cruel aprovechamiento político de la gran recesión de 2008, que se ha centrado en destruir los “tres dispositivos colectivos que históricamente han actuado en defensa y protección de los trabajadores: intervención sindical, regulación legal y cobertura de la negociación colectiva”.
Se trata de una agresión de largo alcance, que saben no concluida, que busca “una progresiva sustitución del Derecho del Trabajo por el Derecho Mercantil, consecuencia de la deseada individualización creciente de las relaciones laborales.
Esa ruptura de los equilibrios sociales ha provocado, como efecto positivo de rebote, el retorno a la agenda política de la cuestión social, con una magnitud y dramatismo indudable, que ha quebrado el discurso dominante de la austeridad inevitable, reclamando a todos los actores un nuevo relato sobre las causas y efectos de la crisis y la búsqueda de estrategias alternativas
Descenso de afiliación durante la crisis
La combinación entre esa agresión y las propias deficiencias ha debilitado a los sindicatos y a CCOO, cuya afiliación ha seguido, paradójicamente, el ritmo del ciclo económico: si en la fase expansiva el saldo afiliativo (altas/bajas) fue positivo en más de 350.000 trabajadores, la relación se invirtió con el inicio de la crisis, cuando más sería necesario, en la que se perdieron 260.000 afiliados netos desde 2008.
La causas declaradas de esas bajas, según una encuesta interna realizada, señala el perfil de los problemas reconocidos: casi la mitad de las bajas tienen que ver con pérdida en la situación laboral (34% por desempleo y 13% por jubilación), pero la otra mitad están conectadas con diversas formas de frustración hacia la organización: 17% porque no necesitaba ya los servicios y 31% por discrepancias o desacuerdos sobre servicios. Hay que tener en cuenta que en ese periodo, “la cobertura global de los convenios suscritos ha disminuido, aproximadamente, en un 15%, al tiempo que se triplicaba el número de convenios de empresa y se producían más de 6.000 descuelgues”.
En ese contexto connotado como de gran agresión, “la tasa afiliativa desciende a medida que crecen las formas más precarias de contratación. Y lo mismo puede aplicarse a los niveles de representatividad electoral obtenidos por CCOO.”
Jóvenes y migrantes, el precariado europeo no se asocia en sindicatos
No es solo en España. En toda Europa los sindicatos se enfrentan al dilema de que los trabajadores precarios, mayoritariamente jóvenes, mujeres e inmigrantes, o sea, aquellos que requieren mayores necesidades de representación colectiva y de solidaridad, es donde CCOO se muestra más débil y debe poner el foco, consciente de que son los más difíciles de organizar.
Es ahí, donde comienzan sus debilidades, según el informe. Si los menores de 30 años representan actualmente el 14,4% del total de asalariados y son el grupo de edad más afectado por la crisis, representan sólo son el 4,4% de la afiliación actual, diez puntos menos que la que correspondería. Esa poca presencia de jóvenes está provocando el envejecimiento acelerado de los afiliados: desde 2000 la edad media ha pasado de los 42 a los 46,5 años.
Esa situación tiene en parte que ver con su carácter nómada, en permanente búsqueda de empleo. Una de las pocas “salidas” laborales que encuentran las personas más jóvenes es la de la emigración a otros países, algunos en el ámbito de la UE, otros a terceros países en los más diversos lugares del mundo. La mayoría, si no la totalidad, con niveles de cualificación altos y totalmente ajenos a la lógica de la sindicación.
El informe `Repensar CCOO: un sindicato para el siglo XXI´ busca experiencias en los conflictos europeos, asociados a la precariedad, que se han saldado de forma positiva para estos trabajadores
El informe busca experiencias en los conflictos europeos, asociados a la precariedad, que se han saldado de forma positiva para estos trabajadores. Y destacan que en el caso de la limpieza en los ferrocarriles neerlandeses, del aeropuerto de Schipol, del metro de Londres, de la cadenas de comida fast-food en París han tenido varias características comunes: se han construido alianzas entre los sindicatos y organizaciones sociales locales que han permitido construir identidades y redes de confianza colectivas.
La baja afiliación del colectivo nómada también se percibe con la población inmigrante en España con una afiliación situada en el entorno del 3%, y en descenso, muy lejos de su nivel de presencia en la composición del empleo en España, que se aproxima al 11%.
La lucha contra la brecha de género
Aunque se asume como reto superar la insuficiente presencia de la mujer en la actividad sindical, CCOO se siente ya “un sindicato crecientemente enunciado en femenino”, como corresponde a la creciente feminización del empleo. Sin embargo, aunque el rápido crecimiento de la cuota de afiliadas, del 41%, se acerca a la media de los sindicatos europeos (43,8%) no consigue estar al nivel de la participación de las mujeres entre la población asalariada, que ha pasado de representar el 44% en 2007 al 48 % en 2015.
La lucha contra la brecha salarial de género se sabe determinante en ese éxito, como demuestra una comparación entre lo sucedido en Países Bajos y Alemania. En el primer caso, los sindicatos aumentaron su afiliación al conseguir reducirla mientras en Alemania, con una brecha salarial que no disminuye, la afiliación de mujeres a los sindicatos ha pasado a ser inferior a la neerlandesa, cuando hace 20 años era similar.
Más preguntas que respuestas
¿En qué medida puede el sindicato convertirse en una referencia para las personas jóvenes cuando deciden dar el paso de salir de España? ¿Tiene utilidad el establecimiento de acuerdos de reciprocidad con los sindicatos del país al que llegan?
¿En qué medida puede el sindicato convertirse en una referencia para las personas jóvenes cuando deciden dar el paso de salir de España?
¿Cabe revisar las relaciones que el sindicato mantiene con las organizaciones estudiantiles, el Instituto de la Juventud y otras? ¿Cómo avanzar en los niveles de participación en la empresa: tratando de ampliar la presencia en los órganos de gobierno de las mismas o a través de fórmulas como el comité de vigilancia?
Preguntas como estas, hasta superar las 60, sirven para dejar abiertos cada uno de los apartados en los que la idea de repensar el sindicato se manifiesta. Desde propuestas de abrir líneas de consulta telefónica hotline, a la manera del sindicato danés 3F, hasta afiliaciones gratuitas para estudiantes o cuestionamientos sobre el sistema de representación en las empresas. Desde referencias ideológicas que conectan la libertad individual y la colectiva, con citas de John Stuart Mill reclamando “la mayor libertad para el mayor número personas”, hasta propuestas de incentivos mercantiles a “las personas que están en los órganos de dirección sindical, por cumplir objetivos de afiliación”.
Todo se admite a revisión. Y todo queda un poco en el aire quizás como símbolo de un tiempo de transición en el que todo es demasiado fluido, lo que muestra también las dificultades concretas del equipo dirigente para encontrar el máximo consenso al elegir un camino con perfiles nítidos.