De acuerdo con las encuestas más recientes del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), en los últimos tiempos, la política y los políticos han ido aproximándose al podio de las preocupaciones de los españoles. En su barómetro de octubre, los datos de la entidad revelaban que ambos conceptos constituyen la cuarta preocupación, destacada por el 21,7% de los encuestados, frente al 19,1% que la había señalado en la edición previa de la publicación. La emergencia de nuevos partidos y nuevos lenguajes, y el descenso de la calidad de vida que arrastramos desde el comienzo de la crisis, podría estar detrás de este rebrote de las inquietudes políticas. Y los profesionales de la cultura no son, claro, ajenos a la tendencia.
Siempre ha sido una pregunta del millón si los actores, escritores o músicos han de hacer públicas sus inclinaciones políticas, o si está fea semejante cosa
Aunque, en España, éstos han manifestado un cierto grado de politización, siempre ha sido una pregunta del millón si los actores, escritores o músicos han de hacer públicas sus inclinaciones políticas, o si está fea semejante cosa. “Hay sectores, medios de comunicación o líderes de opinión muy críticos con quienes, formando parte de la cultura en sus diferentes ámbitos, piden el voto para uno u otro partido. Es una crítica infundada. No hay ninguna razón seria para limitar la participación política en toda su extensión por parte de quienes configuran la sociedad independientemente de su actividad profesional”, opina Julio César Herrero, experto en Comunicación Política y autor del libro Comunicación en España.
Y añade: “Los pronunciamientos de las figuras destacadas en esos ámbitos pueden ser 'argumentos de autoridad' para algunos votantes. Bien pensado, lo sería para votantes poco críticos, porque quién vote a quién resulta irrelevante. Un científico tiene autoridad para pronunciarse sobre su área de conocimiento; y menos, para hacerlo de política. En todo caso, la demostración pública de apoyo siempre es positiva para el partido si quien la hace cuenta con un reconocimiento social”. Por su parte, Ramón Lluis Bande, escritor y director de cine, que ha estrenado en la reciente edición del Festival de Sevilla la pieza documental El nome de los árboles (que, basado en la narración oral de pueblos asturianos, recupera la memoria de los maquis muertos tras la guerra civil), reivindica que “la cultura, por definición, implica compromiso”, y en su opinión, “el apoyo público a alguna propuesta partidista concreta solo tiene sentido si supone una prolongación del compromiso ideológico de la persona, independientemente de que ésta sea escritora, cineasta, pintora, zapatera o albañil”.
Artistas en las listas
De ese participar en tiempos de crisis puede ser reflejo la cantidad de caras conocidas del territorio cultural que, en las pasadas elecciones locales y autonómicas, decidieron alistarse en las filas de diferentes partidos. Ángeles Caso, Juanjo Puigcorbé o Fernando Delgado fueron algunas de ellas. Eso sí, el grado de adscripción que las personalidades de la cultura de nuestro país han exhibido a siglas partidistas han sido ser muy inferior al de sus homólogos en otros países como Estados Unidos, donde es muy habitual que los artistas pidan públicamente el voto para sus políticos favoritos. Katy Perry, por ejemplo, recientemente se ha ofrecido a escribir la canción de campaña de Hillary Clinton, alineándose con lo que, en su día y al grito del célebre “Yes, we can”, hicieron cien músicos pro Obama, componiéndole canciones, brindándole conciertos promocionales gratuitos o ingresándole donativos contantes y sonantes.
“Es indudable que, en Estados Unidos, esto es una práctica más habitual. No sólo hay menos complejos sino que, como la legislación lo permite, incluso hacen fuertes donaciones y contribuyen a recaudar fondos [en España, la ley de Financiación de Partidos Políticos de 2007 limita a 100.000 euros las aportaciones individuales a los partidos]”. En relación con su experiencia personal, Bande explica que “nunca tuve problema en apoyar públicamente al partido al que voto, Izquierda Unida, si ellos consideraban que podría ser útil mi posicionamiento. Siempre fui muy fan de la frase de Godard: ‘Con los comunistas hasta la muerte, pero ni un paso más’, y con la de Duras, que creo que matiza la anterior: ‘se puede ser comunista y escritor, pero nunca un escritor comunista”.
¿Qué pasó con la ceja?
No obstante, en España, una cosa es que los artistas decidan meterse hasta las rodillas en la arena política de manera individual, cosa que ocurrió, y mucho, en nuestras primeras elecciones democráticas, y otra es que se unan en grupo para organizar acciones en favor de un sentido de voto, sea o no de la mano de ese partido. En tal sentido, constituyó un hito la campaña Plataforma de Apoyo a Zapatero (PAZ). Aquel fue el primer caso de nuestra democracia de un vídeo creado ex profeso para apoyar a un candidato a la Moncloa, y el primero en resultar viral en red.
Joaquín Sabina, Miguel Ríos e Ismael Serrano fueron parte del nutrido equipo que se movía bajo el lema 'Si viviera en Asturias, votaría a Gaspar Llamazares'
Pero a raíz de la segunda legislatura del ex presidente socialista, buena parte de aquel colectivo, que integraron Miguel Bosé, Ana Belén, Pedro Almodóvar o Sole Giménez, terminó renegando de aquel al que habían dado su apoyo inicialmente. Y de aquellos barros, otros lodos: en 2011, una parte de esos ex partidarios de ZP se atrevieron con una nueva plataforma, a la que se añadieron personalidades de la judicatura y la universidad, esta vez de apoyo a Gaspar Llamazares. Joaquín Sabina, Miguel Ríos e Ismael Serrano fueron parte del nutrido equipo que se movía bajo el lema 'Si viviera en Asturias, votaría a Gaspar Llamazares'. Pero la ceja sigue en la cabeza de todos, y recientemente, el Partido Popular ha lanzado un vídeo en la red parodiando aquel episodio e incorporando referencias a Pedro Sánchez.
Para Bande, la PAZ formó parte “de la cultura del espectáculo, aunque también tenía algo de reacción lógica ante el peligro de continuidad del aznarismo. Una puesta en escena de ese concepto tan desagradable que es la llamada al ‘voto útil’. Y aquella nueva decepción pudo tener un efecto desmovilizador, pero creo que los nuevos tiempos –y la situación de emergencia social evidente y del nuevo estadio de la guerra de clases– vuelve a ser movilizadora en el terreno electoral”.
Cultura por la unidad de la izquierda
¿Hay, entonces, movimiento cultural en esta campaña hacia el 20 D? “Noto un menor protagonismo [de la cultura], o, quizá, más diluido”, observa Herrero. Bande, matiza: “Veo ilusión y movilización en torno a los partidos que representan una alternativa por la izquierda a la situación actual. Veo, y me alegra, muchos nombres destacados de diferentes ámbitos creativos apoyando activamente a Unidad Popular, Podemos, a las mareas y a Nós en Galicia”.
En el caso de Ciudadanos, el apoyo ha sido más puntual y más generalizado entre personas conocidas por aparecer con frecuencia en televisión que por su labor cultural
En efecto, Podemos, Izquierda Unida y las mareas y coaliciones que se presentaron a las pasadas elecciones municipales han recibido espaldarazos públicos desde el área artística y cultural. También UPyD, un partido, en este caso, autoproclamado de centro, recibió apoyo explícito de nombres como Albert Boadella, Álvaro Pombo o Fernando Savater en los albores de su creación. En el caso de Ciudadanos, que también reivindica su ubicación en el centro ideológico, el apoyo ha sido más puntual, y más generalizado entre personas conocidas por aparecer con frecuencia en televisión que por su labor cultural.
En la antesala de la presente campaña, durante la de las pasadas locales y autonómicas, fue un caso muy sonado el soporte que un grupo de ilustradores y diseñadores ofreció a la plataforma Ahora Madrid en las locales, y en concreto a su entonces candidata Manuela Carmena. Y menos llamativo pero también importante fue la petición, ya con vistas a las generales, de una serie de nombres de la cultura de la creación de una lista de Ahora en común, en la que esperaban que confluyeran varios partidos. Algunos de los suscriptores de la iniciativa, como Alberto San Juan, desafiaban con ello la estrategia de Podemos, a quien inicialmente se habían aproximado. Aquella propuesta no cuajó, y ello, sumado a las reticencias que ha suscitado la llegada de Alberto Garzón a la dirección de Izquierda Unida, podría haber supuesto que nombres tradicionalmente asociados a dicho partido, como Almudena Grandes, hayan expresado públicamente su negativa a votarlos el domingo que viene.
Pero también el PSOE ha sido arropado por las manos de la cultura y el arte en la campaña que tiene ahora entre manos. Antonio Fraguas (Forges), Javier Sardá o Alejo Stivel son algunas de las, aproximadamente, doscientas firmas que se han adherido al manifiesto Nos une Pedro, de apoyo a Pedro Sánchez, candidato del PSOE. El movimiento tiene incluso una web, pero ha pasado muy desapercibido en comparación con aquel del que, en su día, gozó Zapatero. Es posible que la aparición de los nuevos partidos haya hecho mudarse de bando a simpatizantes de los socialistas. Con todo, los guiños que los políticos han recibido desde la cultura contrastan con la poca cancha que los ellos le están dando a las preocupaciones de ésta en sus actos políticos y debates.
¿No hay apoyos para la derecha?
Los votantes de izquierda del sector de la cultura tienen menos complejos a la hora de manifestar públicamente sus preferencias
Julio César Herrero
autor de Comunicación en España
A la vista de lo expuesto, ¿apoya el mundo de la cultura española principalmente a los partidos de izquierdas? “Pienso que los votantes de izquierda del sector de la cultura tienen menos complejos a la hora de manifestar públicamente sus preferencias electorales. Pero que eso sea así no significa necesariamente que ‘la cultura sea de izquierdas’. Eso sólo se podría afirmar con datos estadísticos que, hasta donde sé, no existen”, afirma Herrero. La impresión de Bande es que “la derecha (económica, cultural) suelen estar a lo suyo, al negocio. Suelen aparecer después de las elecciones, cuando ganan… Aunque siempre hay excepciones como Bertín Osborne (risas)”.
En todo caso, aunque probablemente sea cierto que no han existido acciones o plataformas tan visibles en el ala derecha como las que han apoyado a la izquierda, sí se han constatado simpatías personales, desde la cultura, al Partido Popular. Sebastián Moreno ha publicado el libro El clan de la Zeja (y el de la Barba) ofreciendo un listado extenso de cantantes, actrices y directores de cine y teatro vinculados, de alguna manera, a la derecha. Arturo Fernández, Magüi Mira o Víctor Ullate son algunos de los nombres que figuran en el libro.