Un futuro no deseado, una sociedad hipotética indeseable
"En 2030 las denominadas ciudades inteligentes configuran la nueva forma de vida urbana. El desequilibrio en el desarrollo de las mismas, los procesos migratorios por conflictos y lucha por recursos naturales, la desigualdad, la corrupción, la proliferación de guetos urbanos o el desempleo y el repunte de extremismos han producido una enorme polarización social. Los estados han continuado sufriendo una pérdida de confianza de los ciudadanos a causa de una corrupción generalizada en todo el mundo, puesta de manifiesto a través de las continuas filtraciones, especialmente aquellas que en el año 2019 afectaron a la práctica totalidad de organizaciones internacionales y gobiernos del G-20.
En 2016, ante el avance del denominado Estado Islámico y su campaña de secuestro y decapitaciones de líderes políticos y económicos de países occidentales, todos los gobiernos legalizaron el espionaje total a los ciudadanos. Muchos individuos se oponen a estar bajo el ojo del Gran Hermano. Surgen nuevas tribus urbanas que se sirven de sistemas de red encriptados, o paralelos, para evitar ser detectados. Bajo una visión extrema del laicismo en las sociedades, alegan que las religiones han sido causa de gran parte de los males que han afectado a generaciones presentes y pasadas. Las facciones más hostiles han diseñado y construido sus propios drones, que atacan centros de datos gubernamentales y símbolos religiosos. También utilizan robots, con avanzados sistemas de inteligencia artificial. Disponen de pistolas y fusiles elaborados con impresoras 3D para el combate cara a cara.
Estos grupos se financian a través de ataques a monedas virtuales, que han proliferado, y con el tráfico de recursos escasos y productos naturales, dado que en los mercados sólo se ofrecen productos transgénicos, y los productos ecológicos son muy demandados por las clases altas. En la darknet comercializan esos productos, además del pack del humanista solitario, consistente en una pistola 3D, un dron con explosivos, una careta representativa de su tribu, una versión de cómo hacer bombas en la cocina de tu madre (evolución del manual publicado por Al Qaeda en los primeros números de Inspire) y el libro Humanist for Dummies. Difunden su mensaje a través de videos de realidad virtual y aumentada, en los que el observador siente la emoción de contribuir a lo que consideran un futuro mejor. Estos vídeos logran una comunicación mucho más efectiva, incorporan mayor información en diferentes formatos (vídeo, texto, imagen, olor, emoción, sentimientos…), son perfectos para el adoctrinamiento, para el entrenamiento (evitando tener que acudir a los clásicos campamentos) y para la planificación y simulación previa de los ataques a realizar".
Una distopía, un término antagónico a la utopía, es una representación de un futuro no deseado, una sociedad hipotética indeseable. El escenario planteado en el recuadro superior desplegable, difícilmente se producirá (¿o sí?).
Algunas tendencias actuales son representadas en el texto: conflictos enquistados, falta de transparencia, corrupción, crisis de gobernabilidad, perdida de confianza en las instituciones, crecimiento de las ciudades, aumento de las fracciones de territorio que carecen de control del estado, restricción de libertades publicas y derechos fundamentales en aras de una mayor seguridad, desigualdad (económica, social y tecnológica), migraciones, escasez de recursos, terrorismo (de compleja definición), extremismos enarbolando una u otra bandera, crecientes desarrollos tecnológicos al servicio, también, de acciones ilegales y empoderamiento individual.

El presidente francés dirigió, tras el verano de 2013, un ejercicio de prospectiva, en el que cada ministro debía exponer la visión de sus departamentos ministeriales en 2025

Estas cuestiones, aunque no de esta manera tan distópica, aparecen reflejadas en prestigiosos análisis internacionales, de países y organizaciones que piensan en futuro. En esta línea, el Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos está preparando su nuevo informe Global Trends 2035 que publica con ocasión de cada nombramiento de nuevo presidente. Sustituirá al informe de 2030. Por otra parte, el European Strategy and Policy Analysis (ESPAS) ha publicado recientemente su informe Global Trends to 2030: Can the EU meet the challenges ahead?
El presidente francés, François Hollande, tras el verano de 2013, dirigía un ejercicio de prospectiva, en el que cada ministro debía exponer la visión de sus departamentos ministeriales en 2025. Cuesta imaginar y encontrar un pensamiento similar en España.
El valor de estos documentos no es su capacidad predictiva, sino su contribución como alerta temprana, que permite seguir la evolución de tendencias a través de indicadores y el diseño de estrategias que permitan limitar las amenazas y aprovechar las oportunidades. Una tarea, hasta el momento, desarrollada por países e instituciones que saben lo que quieren, cómo lo quieren y actúan para construir su futuro deseado. Una necesidad pendiente para el resto.