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16 de diciembre de 2015
Crónica bez. Ciencia

Jaime Fernández

Periodista científico, fascinado por la ciencia porque, "junto con la empatía, es lo que nos ayudará a dejar un mundo mejor"
@jaimeperiodista
Jaime Fernández

Juego de genes

Jaime Fernández @jaimeperiodista bez@bez.es

#Ciencia
 
Cerdo fluorescente genéticamente modificado
Cerdo fluorescente genéticamente modificado
Str./Reuters

Mientras gran parte de la comunidad internacional se reunía en París para conseguir un acuerdo muy, pero que muy limitado para el futuro de nuestro planeta, la manipulación genética se colaba por la puerta de atrás casi sin darnos cuenta.

En menos de dos semanas se ha aprobado en Estados Unidos la introducción en el mercado del primer animal transgénico para su consumo y el uso de un pollo transgénico para tratamientos médicos; se ha acusado a China de actuar de manera poco ética en este campo, y se ha celebrado la Cumbre Mundial sobre la Edición del Genoma Humano.

Un transgénico no es más que un organismo al que se le incorpora un gen (o más) de otra especie. Se pueden hacer, y se hacen, en laboratorios para crear anomalías como ratones con orejas humanas en su lomo o cerdos fluorescentes, o con algún objetivo algo más digno, como crear alimentos que sean resistentes a plagas, que aguanten las inclemencias climáticas o que sean más fáciles de digerir. O, simplemente, animales que crezcan más rápido y sean más grandes, como el caso del salmón AquAdvantage que se acaba de aprobar en Estados Unidos, tras dos décadas de deliberaciones.

 
 
 
 
AquaBounty Technologies ha conseguido que el salmón transgénico llegue al consumidor sin ser etiquetado como tal

La empresa AquaBounty Technologies ha conseguido convencer al Gobierno estadounidense de que su salmón tiene las mismas características nutricionales que el resto. Y, por si fuera poco, ha logrado que los productos que lleguen al consumidor a partir de este animal transgénico no tengan que estar etiquetados como tal.

También a principios de diciembre se ha aprobado un pollo modificado genéticamente que produce un fármaco en sus huevos. La empresa Alexion Pharmaceuticals es la responsable de crear estos animales que generan un medicamento para la deficiencia de la lipasa ácida lisosómica. Esta rara enfermedad se caracteriza por romper moléculas de grasa dentro de las células del bazo, el hígado y la vasculatura. En niños suele ser mortal y en adultos provoca cirrosis, agrandamiento del hígado e incluso enfermedades cardiovasculares.

La técnica

En la actualidad,  la mayor parte de modificaciones genéticas se hacen con una técnica que se desarrolló en Estados Unidos solo hace tres años y que se conoce como CRISPR-Cas9. Esta técnica utiliza enzimas para localizar y recortar con precisión segmentos de ADN, de manera mucho más certera y barata que cualquier método anterior.

En China se han convertido en unos auténticos expertos en esta tecnología y ya han creado monos, perros, cerdos y cabras con modificaciones genéticas perdurables y transmisibles. La técnica se puede aplicar sobre la línea germinal, es decir la que da origen a óvulos y espermatozoides, así que permite crear especies totalmente nuevas, que es lo que están haciendo en China, e incluso lo que ya han comenzado a hacer con material genético humano.

Ética y monopolios

Todas estas iniciativas dan lugar a una serie de cuestiones sobre si los organismos modificados genéticamente (GMO) son éticos o no. Nadie se plantea si la técnica en sí lo es, pero sí sus aplicaciones. Estas dudas se apoyan además en el hecho de que la explotación de los transgénicos da lugar a grandes monopolios comerciales. Por ejemplo, en el caso del salmón, AquaBounty Technologies será capaz de poner en el mercado ese pescado en cualquier fecha del año, acabando probablemente con sus competidores. Y en el caso de las plantas, el gran beneficiario a nivel mundial no es otro que la multinacional Monsanto.

Estos y otros motivos han hecho que exista una gran corriente anti-transgénicos por todo el planeta, aunque la mayor parte de los científicos se posicionen a favor de los GMO e incluso algunos consideren que estar en contra de ellos es igual que ser creacionista o creer en el poder de la homeopatía. Stefaan Blancke, de la Universidad de Gante (Bélgica), y autor de un estudio sobre el rechazo de la gente a los transgénicos, explica a bez.es que se compara esa “oposición a los GMO con el creacionismo y la homeopatía en el sentido de que las tres son creencias intuitivamente atractivas que se pueden extender aunque no sean verdad”.

 
 
 
 
¿Es realmente mentira todo lo que se dice sobre los GMO?

Pero, ¿es realmente mentira todo lo que se dice sobre los GMO? En agosto de este mismo año la revista Nature se hizo eco de un estudio que relaciona de manera muy directa a la empresa Monsanto con un gran número de investigaciones sobre transgénicos. Blancke considera que no es relevante, porque “esas relaciones están en todas partes, pero nadie se opone a otras tecnologías por el hecho de que haya lazos entre la ciencia y la industria”. Según él, la gente que se opone a los transgénicos simplemente “busca argumentos para racionalizar su resistencia”.

Blancke defiende a los GMO, porque “pueden ser una herramienta formidable para conseguir una forma sostenible de agricultura”. Considera que incluso la agricultura intensiva actual que ya los usa demuestra ser sostenible, “porque se aplican menos insecticidas, los rendimientos son más altos porque se utiliza menos tierra y los pequeños granjeros obtienen ingresos mucho más elevados”.

Justo lo contrario piensan los promotores del Tribunal Monsanto, que se celebrará en La Haya en octubre de 2016. De acuerdo con ellos, la compañía estadounidense es el “símbolo de una agricultura química, industrial y contaminante, que acelera la pérdida de biodiversidad y contribuye enormemente al calentamiento global”. Critican que Monsanto ha comercializado desde principios del siglo XX, “productos altamente tóxicos que contaminan el medio ambiente de manera permanente, y ha causado enfermedades y muertes a miles de personas en todo el mundo”. Entre los miembros del Tribunal Monsanto hay periodistas, tan conocidos como Marie-Monique Robin, pero también abogados, activistas y, por supuesto, científicos, así que parece que no todo está en la mente, como defiende Blancke.

Editando genes humanos

China ya ha comenzado a jugar con el genoma humano, así que antes de que la corriente se extienda y creemos una nueva especie humana se ha decidido establecer una serie de límites éticos en la Cumbre Internacional sobre la Edición de Genes Humanos, celebrada en Washington entre el 1 y 3 de diciembre.

 
 
 
 
Confío en que se establecerán normas para un comportamiento ético que los países seguirán y todas las naciones sabrán cuál es el comportamiento esperado

David Baltimore

Premio Nobel en Fisiología o Medicina

En la resolución final de la Cumbre se solicita que solo se utilicen las técnicas de modificación de genes en la línea somática y no en la germinal. Al contrario que esta última, la modificación en la línea somática no afecta a genes que se transmiten de generación en generación.

De momento, ha sido una cumbre a tres (Estados Unidos, China y Reino Unido), pero los organizadores piensan que se puede ampliar al resto de países del mundo. El presidente de la Cumbre, el premio Nobel en Fisiología o Medicina, David Baltimore, reconoce a bez.es que la “cooperación internacional en este tema es una esperanza razonable, aunque hay muchos países en el mundo y uno no puede estar seguro de que todos se pongan de acuerdo”. Confía, eso sí, en que “se establecerán normas para un comportamiento ético que la mayoría de los países seguirán y todas las naciones sabrán, al menos, cuál es el comportamiento esperado”.

En cuanto a si se están usando en este momento técnicas como CRISPR-Cas9 para modificar gametos y embriones humanos, Baltimore responde que “es posible, porque no conocemos todo lo que ocurre”. De todos modos, considera “bastante improbable que se esté llevando a cabo la modificación en líneas germinales humanas porque la metodología no está desarrollada, ni siquiera en la mayor parte de los países avanzados”.

Hasta la fecha, y mientras se llega a acuerdos internacionales vinculantes, las tecnologías que afectan a la manipulación de genes van a necesitar un buen empujón para cumplir con el nuevo paradigma que muchos desean implantar de I+D+i+E. Porque en esa última E, la de ética, queda mucho por avanzar.

 
 

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