La campaña electoral ha dejado un país muy polarizado. Mientras, en el resto del mundo se producen numerosas reacciones y son numerosos los estamentos que asumen que la presidencia de Trump tiene todos los elementos para ser más desastrosa que la de Bush. Los problemas van desde su particular manera de hacer política, en los medios de comunicación y con declaraciones plagadas de exabruptos, hasta los conflictos de interés y sus problemas legales. Con todo, Donald Trump ha conseguido ganar el puesto más codiciado pese a la oposición incluso de su propio partido.
Durante las semanas que están transcurriendo entre su victoria relativa y su jura como presidente, de manera pautada va desgranando los nombre de los miembros de su gabinete. Gente que parece tener, como es el caso del presidente, claros conflictos de interés o han mostrado una actitud claramente negacionista ante problemas cruciales, como puede ser el cambio climático. Encajan perfectamente en la visión del presidente in pectore, dado que Trump ya afirmó en mayo que cancelaría el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, convenio que intenta que la temperatura media no suba más de 2 grados (con el objetivo óptimo de 1.5 grados), una cifra que ya se está mostrando que es insuficiente y que requeriría una revisión a la baja.
Los nominados del nuevo equipo presidencial
Rex Tillerson, la cabeza de la multinacional Exxo Mobil, será Secretario de Estado. Posiblemente negociará la salida de EEUU del acuerdo Climático de París. Scott Pruitt será el responsable de la Agencia de Protección Ambiental. En más de una ocasión ha manifestado sus dudas sobre los análisis científicos que tratan sobre el cambio climático. También ha desafiado legalmente desde sus responsabilidades anteriores como fiscal general de Oklahoma los límites impuestos por Obama a la emisión de carbono y se ha opuesto a los intentos para reducir la contaminación. Rick Perry será el secretario de Energía a pesar de no tener ninguna formación que le acredite para el puesto. Así, tomará decisiones sobre problemas de gran complejidad técnica.
Por otra parte, Cathy McMorris Rodgers parecía ser la nominada para liderar el departamento de interior. Ella también ha expresado sus dudas sobre el origen antropocéntrico del cambio climático. Sin embargo, tras la filtración de su nominación se produjo un cambio y finalmente el designado es Ryan Zinke, quien en el 2010 firmó una carta urgiendo Obama y la por aquel entonces portavoz del Congreso Nancy Pelosi a que tomaran las medidas legislativas adecuadas para minimizar sus efectos.
Las reacciones de los investigadores
En cualquier caso, ante este panorama la comunidad científica tanto de EEUU como del resto del mundo se está organizando. Así, grupos de académicos de Canadá y de EEUU están copiando toda la información de las páginas web de las agencias federales para evitar que, cuando previsiblemente desaparezca su contenido en las primeras semanas o meses de la nueva administrados, el contenido se preserve, especialmente de US Environmental Protection Agency (EPA). Quieren evitar lo sucedido cuando la administración Bush tomó posesión hace 16 años: las páginas del EPA desaparecieron durante tres semanas y al volver a estar disponibles los datos sensibles habían desaparecido. Incluso el gobernador de California Jerry Brown ha declarado que si el nuevo Gobierno deja de financiar el programa de NASA dedicado a la monitorización de la Tierra, su estado desarrollará su propio programa espacial.
Las reacciones de la comunidad académica continúan. Internet Archive, una ONG basada en San Francisco que ha copiado miles de millones de páginas web y libros cuyos derechos de autor ya han expirado, quiere hacer un clon de su base de datos en Canadá con objeto de salvaguardar su contenido. Por otra parte, 11,000 investigadoras ya han firmado una carta mostrando su preocupación por las declaraciones anticientíficas realizadas durante la campaña y declarando su compromiso con la ciencia y con una sociedad inclusiva.
La investigación es una actividad neutra y debiera utilizarse para impulsar la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, aunque también puede tener un lado oscuro si está controlada por determinados elementos. Los científicos reclaman ahora libertad y responsabilidad para continuar con sus cometidos y para divulgar sus resultados. En particular, la lucha contra el cambio climático, de la que depende nuestro futuro como sociedades democráticas. El nuevo Gobierno de EEUU está a tiempo de trabajar junto al resto del mundo para conseguir que el impacto del efecto invernadero se pueda minimizar. La respuesta estará a partir del próximo 20 de enero.