El Banco Popular cerró el viernes con un valor en Bolsa de 3.540 millones de euros, una cifra prácticamente similar a sus pérdidas en 2016, 3.486 millones. Durante buena parte de la jornada su capitalización bursátil fue menor que sus pérdidas del año pasado, aunque a última hora de la tarde repuntó levemente. Aunque es más un dato simbólico, lo cierto es que se trata de una nueva vuelta de tuerca a la insostenible situación de la entidad, que este lunes designará nuevo presidente a Emilio Saracho.
El ex Goldman Sachs y ex JP Morgan tiene por delante el reto de evitar que el banco sea intervenido o engullido por otra entidad, española o extranjera, algo prácticamente imposible sin que el Banco Central Europeo (BCE) lo apoye y haga la vista gorda a sus propias exigencias de solvencia. Porque, según los expertos consultados, "el negocio del Popular a largo plazo es insostenible".
El principal problema es que el banco está lejos del ratio de solvencia que exige el BCE, es decir, la fortaleza financiera de la entidad para hacer frente a una crisis -lo que miden los famosos estress test-. En otras palabras, el capital del banco en relación con el total de sus activos de riesgo. El BCE lo fija para 2019 en el 10,5% y el Banco Popular está ahora en el 8,17%.
Para mejorar la calidad de sus activos y cumplir con el BCE, Emilio Saracho puede hacer dos cosas: elevar sus ingresos y ganar más dinero, o quitarse de encima los activos dudosos, reducir su capital inmobiliario tóxico y subir así ese porcentaje al exigido 10%.
Opción 1: ingresar más
¿Puede elevar Saracho los ingresos recurrentes del banco, el negocio del día a día, y utilizarlo para alcanzar ese 10%? Rotundamente no. Es más, en 2016 el negocio ha ido a peor, según sus cuentas: las comisiones netas cayeron un 9,5% respecto a 2015 y el margen de intereses, un 6,9%. Por contra, los gastos aumentaron un 16%. La ratio de morosidad ha aumentado al 14,6%.
Menos márgenes y más gastos no es una buena combinación: dejando a un lado las provisiones -que situaron las pérdidas del banco en 3.486 millones y ha permitido subir la cobertura de morosos-, la entidad acabó el año con un beneficio de 185 millones. "Es una cantidad insignificante, insuficiente para reponer capital del 8% al 10% como le exige el BCE sin hacer algo extraordinario", explica un analista.
Algo extraordinario por el lado de los ingresos sería una ampliación de capital, opción que tiene encima de la mesa Saracho. Pero sería difícil que el mercado lo aceptara porque el Popular ya ha ampliado capital en 5.400 millones desde noviembre de 2012. "Ha hecho ya varias ampliaciones, ha pedido al mercado 5.400 millones y hoy vale en Bolsa 3.500 millones y tiene unas pérdidas de 3.500 millones", señala un analista.
"Las ampliaciones no le han servido de nada", insiste este experto. "Además, a la anterior, en junio de 2016, los accionistas mayoritarios ya fueron a crédito, así que sería difícil que fueran ahora a otra más. Y los minoritarios no acudirían porque están perdiendo dinero respecto a la última ampliación", señala. "La única opción es que Saracho dijera que hace otra ampliación y que ha convencido, por ejemplo, a George Soros para que invierta. Entonces animaría al mercado", asegura otro analista.
Venta de participadas
Si la ampliación de capital no es posible, otra opción manejada por Saracho es la venta de participadas o del negocio asegurador. Esta opción acercaría al banco al ratio del 10%, según el propio Banco Popular por encima del 9%, aunque "no tendría sentido vender eso porque el problema del banco no está ahí y porque ahora los bancos obtienen casi sus mejores rendimientos del negocio asegurador", explican en una casa de análisis. El Popular participa en Metrovacesa, Aliseda, Wizink, Allianz Popular y Euroautomatic Cash, que reportaron al balance en 2016 un total de 131 millones. En cambio, Targobank le restó 71 millones.
La tasa de cobertura del Popular sobre activos dudosos es del 38%, frente al 50% de sus rivales
La tercera opción para Saracho es actuar sobre el lado de los activos tóxicos, reducir su asfixiante exposición al ladrillo y mejorar así la calidad de sus activos. Las cifras hablan por sí solas: la exposición del banco al ladrillo es del 30%, frente al 17% del Sabadell y el 13% del BBVA; la cobertura del Popular sobre los activos inmobiliarios que ha tenido que asumir por impago de los clientes es del 38%, frente al 50% de sus competidores nacionales; y en 2016 el negocio inmobiliario del banco perdió 813 millones frente al beneficio de 998 millones de su negocio principal -el resultado es el citado beneficio "insuficiente" de 185 millones-.
Reducir activos inmobiliarios tóxicos. Buena idea pero, ¿cómo? El año pasado, con Ángel Ron de presidente, el banco aprobó la creación de un 'banco malo' para sacar de su balance 6.000 millones en activos inmobiliarios dudosos. El plan era posteriormente sacarlo a Bolsa o venderlo a algún fondo buitre.
No al 'banco malo'
Pero, al margen de que la CNMV, el Banco de España y el BCE le dieran luz verde a ese 'banco malo', luego hay que conseguir venderlo. Y aquí empiezan los problemas. "No es posible vender por 6.000 millones la parte mala de un banco que vale en Bolsa 3.500 millones", asegura un analista. "Además, Saracho ha comentado en privado que no le gusta esta idea, lo que seguro que quiere decir que nadie en el mercado le está ofreciendo esa cantidad", explica.
"No se puede vender por 6.000 millones la parte mala de un banco que vale en Bolsa 3.500", asegura un analista
"Además -dicen en otra casa de análisis-, esos activos te los puede comprar un grande, como Apollo o Blackstone, y éstos gigantes están exigiendo para comprar una cobertura sobre los activos dudosos del 75%. Y el Popular la tiene en el 38%".
¿Entonces? Ni ampliación de capital, ni venta de participadas, ni 'banco malo', ni aumento de ingresos... Saracho toma el mando el lunes después de varias reuniones con representantes del BCE pidiéndoles paciencia y un poco de margen de tiempo. Mañana empieza su ascenso al Everest. "Algo ha mejorado el banco: por lo menos Saracho tiene el beneficio de la duda del mercado, no como Ron, que ya no tenía ni eso", dice un analista.