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La industria 4.0 requerirá solo altas cualificaciones
01 de mayo de 2016

Un mundo sin infratrabajo (y más feliz)

Marta Molina @martamolina76 marta.molina@bez.es

#Empleo
#Economía
#Sociedad red
 
Yves Chaland
Yves Chaland

Comienza un nuevo tiempo, cuyos principios de organización son tan diferentes de los de la anterior era industrial como aquellos lo fueron de los de la agrícola. Hay miedo. La crisis ha inoculado el temor al desempleo y los pronósticos de la ciencia ficción sitúan un mercado laboral dominado por robots en estos primeros años del siglo XXI.

Las máquinas no solo destruirán empleo esta vez, también nos lo robarán, aducen los más agoreros. John Maynard Keynes predijo que nuestra jornada laboral no se extendería más allá de las 15 horas semanales a partir de 2030. Las máquinas cargarían con el trabajo duro y los humanos no estaríamos abanicándonos al sol pero sí disfrutaríamos de más ocio. El pronóstico lo hizo en 1930, otro tiempo de post convulsión similar al nuestro. Si entonces fueron los años siguientes a la Gran Depresión, estos son los años tras la Gran Recesión.

Alphaville, Un mundo feliz, Blade runner, Robocop, Matrix, Gattaca… La literatura y el celuloide ha venido a contarnos quiénes seríamos hoy. Una ciudad dirigida por un ordenador, hombres que conviven con androides que sueñan con ovejas, personas permanentemente felices, policías de hojalata, tecnología reproductiva, seres válidos e inválidos, un mundo virtual… Un mundo en que la máquina ocupa más y más espacio y, llegado el día, los robots hacen todo el trabajo hasta la completa automatización del planeta Tierra.

 


  

La distopía bebe de la teoría de Moshe Vardi, profesor de Ciencias de la Computación de la Rice University, quien asegura que en los próximos 30 años las máquinas eliminarán el 50% de puestos de trabajo, una especulación recurrente en tiempos de crisis y sobre la que se proyectan las imágenes más agoreras en una suerte de ejercicio de ciencia ficción,  que los expertos matizan.

Porque no debemos tener miedo ya que no es tan fácil. La ola de preocupación distópica propagada por Vardi y secundada por otros economistas con teorías próximas al socialismo utópico es real en cuanto a las demandas de la industria pero “imposible sin un cambio en la naturaleza del trabajo y las convenciones sociales que lo rodean", explica el periodista económico Paul Manson en Postcapitalismo: hacia un nuevo futuro (Paidós 2016). Le avalan los datos, la demanda de mano de obra digital no encuentra cobertura.  Mano de obra digital y humana.

Manson cita a Carl Frey y Michael Osborne, autores del premonitorio El futuro del empleo (Oxford, 2013), donde calculan que un 47% del empleo actual en Estados Unidos será desempeñado por máquinas en una o dos décadas. El 53% que seguirá en manos de los humanos serán tareas para las que se requiere inteligencia creativa y social. Dominar esas capacidades hará que los trabajadores ganen la carrera.

Carrera contra las máquinas

La carrera contra las máquinas (MIT, 2011) es el título del primer libro del tándem de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que mejor han estudiado el futuro del trabajo: Erik Brynjolfsson y Andrew McAffee. Coautores también de la continuación La segunda era de las máquinas: trabajo, progreso y prosperidad en un tiempo de brillantes tecnologías (Norton, 2014), ambos científicos,  cofundadores asimismo del departamento de Economía Digital del MIT, plantean un futuro que podría parecer más peliagudo para los humanos, pero que en realidad funciona como un antídoto certero contra el pesimismo.

Para Brynjolfssony McAffee, “la economía mundial está en la cúspide de una etapa de crecimiento espectacular impulsada por máquinas inteligentes que sacarán el máximo provecho de los avances en el tratamiento por ordenador,  la inteligencia artificial, la comunicación en red y la digitalización de casi todo”.

Y esta es también la opinión de José Moisés Martín Carretero, economista y autor de España 2030: gobernar el futuro (Planeta, 2016), quien acude como Brynjolfssony McAffee a la industria de la fotografía para respaldar sus predicciones. “El progreso tecnológico ha desplazado trabajadores pero ha creado muchos más puestos”, sentencia. “A corto plazo puede haber reducciones pero a largo plazo la creación de empleo es incuestionable ”, sostiene. “El problema es la adaptación”, advierte. “Hace poco leí que Instagram solo tenía unas decenas de trabajadores mientras que Kodak cerraba y destruía miles de empleos”, cuenta en conversación con bez.es. “Esto es cierto”, continúa, "pero también lo es que en los últimos años la división de móviles de Samsung ha creado más de 150.000 puestos de trabajo”.

En la primera era de la máquina (la de Kodak ), la productividad, el empleo y el salario iban de la mano. En esta segunda era, la productividad se ha desacoplado de empleo y salario, lo que según Brynjolfsson y McAfee obedece a la naturaleza misma de la economía digital, "por la que un conjunto de bienes y servicios se puede proporcionar a un número infinito de clientes, al mismo tiempo y a un coste que a menudo está cerca de cero".

Calidad, no cantidad 

Bruno Estrada, adjunto al secretario general de CC OO y miembro de Economistas frente a la crisis, amplía el foco. “La tecnología se ha convertido en uno de los principales intangibles que aportan valor a los productos”, explica en respuesta a bez.es. “A diferencia de la visión marxista tradicional de que el valor de toda mercancía es la suma de trabajo, el incremento de la renta per cápita en los países desarrollados hace que la demanda sea cada vez más sofisticada, que el valor venga determinado por cada vez más factores intangibles, por la calidad del trabajo, no por la cantidad”, expone. “Las empresas lo saben y explotan esos intangibles a través de estrategias de diferenciación como la marca, la mejora de las técnicas de comercialización, publicidad…”, amplía. “Y habitualmente no remuneran de forma adecuada a los trabajadores que han participado en su creación o comercialización”, critica. 

 
 
 
 
Veremos nuevas fórmulas y concepciones de lo que significa tener un trabajo”

J.M.Martín Carretero

Economista

“La tecnología incrementa la productividad, pero el tema es cómo se distribuyen esas ganancias, lo que ya es un asunto institucional, de economía política”, coindice Martín Carretero. “Veremos nuevas fórmulas y concepciones de lo que significa tener un trabajo”, señala, “y lo que parece evidente es que sin una fuerte red de protección social esta transformación puede llevar a una mayor fragmentación social".

La suya es también la tesis del periodista económico Paul Manson, entre otros para los que la solución es empezar a desvincular el trabajo de los salarios. A su juicio y para liberarnos gracias a esta cuarta revolución industrial, se necesitará “una sabia combinación de renta básica pagada por los impuestos y una agresiva reducción de la jornada de trabajo, como predijo Keyness”. El norte de Europa está por delante de la curva: Suecia ha reducido la jornada laboral a seis horas y Finlandia experimenta con la idea de la renta básica.

Bruno Estrada también habla de Suecia cuando se refiere a experiencias como la reconversión laboral de los trabajadores de sus astilleros en enfermeros, “lo que pone de manifiesto que unas adecuadas políticas públicas pueden evitar que eso suponga una fractura social para determinados colectivos de trabajadores”.

La Renta Básica tiene sus partidarios tanto en la derecha como en la izquierda. Hay quien ha pulido el concepto y prefiere hablar de un impuesto negativo sobre la renta. La primera opción, la renta básica, iría no solo a los más necesitados, sino incluso a los acomodados. La segunda es la apuesta de Brynjolfsson y McAfee, quienes han recuperado la idea en La segunda era de las máquinas. La adelantó en los años cuarenta la conservadora británica Juliet Rhys-Williams, y más tarde la hizo suya Milton Friedman en 1962. Vuelve ahora, y no por casualidad: la economía digital nos cambia la vida, modifica las estructuras económicas pero también las sociales.

Oferta formativa en contenidos digitales en España / Ametic

Mano de obra digital

“Muchos puestos de trabajo se perderán a la fuerza, al igual que en su día se perdió el de operadora centralita o farolero”, admite Juan Luis Moreno, director de The Valley DBS, escuela de negocios especializada en economía digital. "Los dirigentes políticos deben promover la búsqueda de alternativas que contrarresten el impacto sociolaboral que tendrán las nuevas tecnologías a corto y largo plazo", insiste, "y en ese caso", apunta, "la clave está en la formación porque, de no darle la importancia que merece, no conseguiremos ocupar los puestos de trabajo que la modernidad trae consigo".

 
 
 
 

Perfiles profesionales más demandados

'Perfiles Profesionales más demandados en el ámbito de los contenidos digitales en España 2012-2017' (Ametic, 2011)

Diseñador, diseñador 3D, animador, técnico layout, lighting and compositing artist, VFX (Visual Effects), director creativo, director de arte, periodista digital, periodista de datos, editor de contenidos, productor, compositor de música para contenidos digitales, programador, técnico setup, técnico desarrollador de aplicaciones, especialista en Quality Assurance, game tester, ingeniero de pruebas, responsable de estrategia digital, jefe de producto, gestor de publicaciones digitales, responsable editorial digital, tutor online, responsable de licencias, consultor digital, director de Comunicación, responsable de marca, director de Márketing, gestor o responsable de comunidades, especialista en Márketing Digital, especialista en Gamificación Digital, especialista en posicionamiento online, especialista en Derecho de IP, protección de datos, publicidad, ecommerce, especialista en user experience, arquitecto de contenidos, especialista en XD (Experience Desing), webmaster, especialista Big Data, científico de datos, humanista digital, community manager, diseñador de videojuegos...

 
 
 
 
Los dirigentes políticos deben promover la búsqueda de alternativas que contrarresten el impacto sociolaboral que tendrán las tecnologías

Juan Luis Moreno

The Valley DBS

Esther López, directora de Formación de Ametic, comparte el desajuste entre oferta y demanda de mano de obra digital en España, país que, según sus cálculos, necesita cubrir más de 300.000 puestos de trabajo digitales. “Surge la oportunidad de crear y cualificar nuevos perfiles profesionales que conformarán una industria con gran potencial para convertirse en el futuro motor de la economía nacional, como ya está sucediendo en países de nuestro entorno”, alienta.

Lo mismo opina José Moisés Martín Carretero. “Nos falta formación y capacitación en las nuevas competencias para la sociedad digital”, dice. “Pongo el foco en la formación profesional (FP), una rama olvidada de nuestro sistema educativo que no cualifica; si se miran los datos de la EPA, vemos con asombro que el porcentaje de parados entre titulados en FP es mayor que entre los de Bachillerato”, agrega. “Hay que invertir ahí”, insiste.

De acuerdo al estudio Perfiles Profesionales más demandados en el ámbito de los contenidos digitales en España 2012-2017, que publicó la Fundación Tecnologías de la Información de Ametic en 2011, la demanda de perfiles digitales hasta 2017 podría superar los 505.000 puestos de trabajo, lo que repercutirá en el empleo de otros sectores con la creación de hasta 263.000 empleos más.

“El primer paso está en entender que todos los puestos de trabajo necesitarán cierta especialización en el entorno digital, ya que aparte de surgir nuevos empleos técnicos, también será necesario que los trabajos tradicionales se adapten a esta revolución tecnológica”, incide Juan Luis Moreno de The Valley DBS. 

Menos negativo es Miguel Ángel Salichs, catedrático de Robótica de la Universidad Carlos III y responsable de la secretaría técnica de Hisparob, Plataforma Tecnológica Española de Robótica, quien considera que la formación española es la adecuada y culpa al mercado y las instituciones, de que el país desaproveche a “muchos jóvenes con importante conocimientos técnicos y digitales que no encuentran empleos, y salarios, acordes con su formación”, en lo que coincide con Bruno Estrada. El economista lamenta que España se esté quedando descolgada en la división internacional del conocimiento. “Tenemos a cientos de miles de jóvenes españoles formados en nuestras universidades que están desarrollando sus potencialidades en el extranjero”, insiste. “Gracias al Gobierno del señor Rajoy, somos exportadores netos de mano de obra cualificada, algo propio de países del Tercer Mundo”, denuncia

Malditos robots

Durante siglos, los expertos han predicho que las máquinas jubilarán a los trabajadores, que estos serán una pieza del pasado, obsoleta, pero que llegará una era postrabajo, en la que si damos los pasos adecuados, el hombre disfrutará de una vida más creativa y feliz.

 
 
 
 
Todavía tenemos la idea de que el sitio de un robot es una fábrica

Miguel Ángel Salichs

Hisparob

“Todavía tenemos la idea de que el sitio de un robot es una fábrica”, lamenta Miguel Ángel Salichs, “y es por esto que lo vemos como algo que destruye empleo cuando en realidad es un producto”, dice, “un producto que produce empleo”.

El verdadero potencial de la automatización, señala coincidente el periodista económico Paul Manson, puede estar en la inteligencia artificial, el aprendizaje y los sistemas de auto-sanación. “Todavía no sabemos cuáles y cuántos puestos de trabajo desaparecerán, pero está claro que, que aquellos que requieran alto nivel intelectual y estrategia, sobrevivirán e, incluso se multiplicarán”, les refrenda Juan Luis Moreno de The Valley DBS.

Peor lo pinta José Moisés Martín Carretero. “Tendremos un mercado de trabajo muy fragmentado y volátil, si nada lo remedia, más dual, entre profesionales vinculados a la vieja economía y los de la nueva economía, más creativos y analíticos pero también mucho más flexible y precarizada”, pronostica el economista. Y en esto coindice con su colega Bruno Estrada, para quien la cuestión principal es el reparto de los incrementos de productividad. “Si se concentra en los latifundistas del capital, nuestras sociedades serán cada vez más desiguales con una minoría ociosa que apenas trabaja, mientras una alta proporción padecerá jornadas agotadoras con salarios de miseria”.

La esperanza de que las máquinas nos puedan liberar del trabajo siempre ha estado acompañada del temor a que nos lo roben. “Muchos investigadores consideran que el hecho de que la mitad de los puestos de trabajo realizados por humanos sean sustituidos por máquinas en solo 30 años nos traerá mucho más tiempo libre y trabajaremos unas pocas horas a la semana”, vislumbra Juan Luis Moreno.

Crecimiento de los puestos de trabajo en el ámbito de los contenidos digitales / Ametic

La Red y la economía colaborativa suponen un cambio de paradigma que apenas estamos empezando a notar, confirma José Moisés Martín Carretero.  Y, aunque todavía es pronto para saber a grandes rasgos cómo afectará al trabajo, la evolución industrial lleva a pensar que las máquinas se quedarán con el trabajo más duro mientras que los hombres se dedicarán a tareas más creativas que ensamblar piezas en una cadena de montaje. Quizá es por esto que dice Paul Manson que una sociedad con poco trabajo solo es una distopía si el sistema social está orientado a la distribución de recompensas a través del trabajo en equipo y no en función de otros criterios.

 
 
 
 
Hay espacio para científicos de datos, big data, ciberseguridad, analistas forenses, hackers éticos, programadores, desarrolladores…

Esther López

Ametic

La tecnología destruye puestos de trabajo pero también crea otros nuevos. “Científico de datos, consultor de sistemas de big data, múltiples perfiles del campo de la ciberseguridad, analista forense, hacker ético, programadores, desarrolladores…”, enumera Esther López, directora de Formación de Ametic.

El fin del trabajo sigue siendo solo un concepto futurista no exento de peligros, como los descritos por Aldous Huxley en su novela. 

 

 

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