“Los americanos no podemos cuidar más el futuro de vuestros hijos de lo que lo hacéis vosotros”, les espetó Mattis a sus homólogos europeos en la OTAN hace unos días. EE.UU mantendrá “sus responsabilidades” pero cada capital necesita “mostrar su apoyo a la defensa común”. Ante las instituciones europeas, Pence insistió este lunes en la idea de que Washington no quiere abandonar a sus socios del viejo continente pero estos deben ofrecer más.
Los desmentidos y contradicciones de la nueva Administración Trump sobre cuestiones claves de la geopolítica crean incertidumbre en las capitales europeas. Sus amenazas sobre la OTAN ponen en cuestión una alianza de casi 70 años incuestionable, hasta ahora, para la clase política occidental. Expertos como Sven Biscop, del Instituto Real de Relaciones Internacionales de Bélgica, aseguran que “Estados Unidos se ha vuelto impredecible y lo impredecible genera inestabilidad. Hasta ahora esta Casa Blanca parece estar organizada en el caos”.
Pence insistió este lunes en la idea de que Washington no quiere abandonar a sus socios del viejo continente pero estos deben ofrecer más
“Los Estados Unidos están en lo cierto, por supuesto, los europeos debemos tomarnos en serio nuestra defensa”, reconoce el politólogo cuando analiza las cuentas de cada país y su presupuesto militar. Solo cuatro socios comunitarios cumplen con la indicación del 2% del PIB en ese gasto. Son Grecia, Reino Unido, Estonia y Polonia, mientras que grandes potencias europeas como Francia o Alemia apenas invierten un 1,78% y un 1,19%, respectivamente. Estados Unidos destina más de un 3,6% de su PIB al presupuesto militar.
España está en la cola del pelotón bélico de la OTAN. Es el tercer aliado que menos gasta en relación a su PIB, apenas un 0,9%, superando solo a Bélgica y Luxemburgo. El presupuesto militar español ronda los 10.000 millones de euros mientras que el italiano es el doble. De todo ese gasto, un 15% va para equipamiento militar, cinco puntos por debajo de la recomendación que hace la OTAN sobre esta partida. Siete países de la UE llegan a ese 20% del dinero militar destinado a vehículos, armas y programas tecnológicos bélicos, incluido Reino Unido, que avanza hacia el brexit.
Biscop, director del programa sobre estudios europeos del think-tank belga especializado en seguridad y defensa, apuesta por “una integración de las fuerzas armadas europeas en el contexto de la UE para conseguir una autonomía estratégica” que no haga depender al continente de las tropas estadounidenses para defender su seguridad.
Bruselas corre para demostrar al amigo estadounidense su músculo militar, que se toma a la OTAN y, al mismo tiempo, enseñar al mundo que la potencia política y económica también tiene fuerza armamentística
Aunque la UE gasta en su conjunto cerca de 175.000 millones de euros al año en defensa para mantener 1,3 millones de soldados, sus capacidades operativas son limitadas para actuar en solitario sin Estados Unidos. Podría desplegar dos battlegroups, dos batallones conjuntos, ante un conflicto cerca de sus fronteras pero no tener en reserva a otros dos por si el conflicto empeorase. Y como escribía recientemente en Bruselas un colega de Biscop, el general de brigada Jo Coelmont, los países de la UE “solo pueden desplegar un número similar de soldados durante un largo periodo de tiempo si Estados Unidos ofrece el peso estratégico”.
La pérdida de Reino Unido restará a la UE una potencia internacional, un país con arsenal nuclear y una voz importante en los conflictos de Oriente Próximo y Medio. Así que ahora Bruselas corre para demostrar al amigo estadounidense su músculo militar, que se toma a la OTAN en serio no solo para que guarde su patio trasero y, al mismo tiempo, enseñar al mundo que la potencia política y económica también tiene fuerza armamentística. Francia y Alemania están involucradas en la nueva Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad Común.
La Comisión está diseñando bajo supervisión de su jefa exterior, la italiana Federica Mogherini, la financiación con dinero europeo de programas de investigación militar y también el marco legislativo para que las fuerzas de seguridad de cada país tengan una mayor cooperación. Sin embargo, leyes e I+D parecen no bastar para la Administración Trump.
Los 28 socios comunitarios siguen siendo el mayor aliado militar de Estados Unidos
Alemania se ha dado cuenta que su liderazgo en Europa necesita de una pata militar para proyectarse en la escena internacional y, tras unos años de estancamiento, está aumentado su presupuesto militar a marchas forzadas. El año pasado alcanzó los 37.000 millones de euros, 2.000 más que en 2015, y la escalada lo llevará durante el próximo lustro a los 60.000 millones de euros hasta convertirlo en el mayor del continente. Este 2017 la partida en defensa aumentará ocho puntos.
Tras años de caída en los recursos militares por culpa de los recortes durante la crisis, el gasto en defensa empezó a ver la luz al final del túnel de la austeridad en 2015. Entonces, estas partidas presupuestarias aumentaron en toda la OTAN un tímido 0,5%, un aumento escaso pero brotes verdes tras más de seis años de recortes en estas partidas. 2016 ha supuesto un impulso considerable con un crecimiento del 3% en todo el gasto militar de la Alianza, según sus propias cifras.
Pese a los pequeños presupuestos europeos de defensa, menguados por la crisis, y el gusto por la cooperación internacional al desarrollo en vez de las intervenciones bélicas, conjuntamente los 28 socios comunitarios siguen siendo el mayor aliado militar de Estados Unidos. Un tercio de todo el dinero que maneja la OTAN es europeo por eso Biscop insiste que, pese a los discrepancias, con Trump “sin la UE no hay OTAN. El fin de la UE significaría el fin del mercado único y sería un caos".