Con esta manifestación se pretende exigir al Consejo Nacional Electoral (CNE) que anuncie una fecha precisa para el referendo revocatorio contra Nicolás Maduro y dejar claro la poca disposición que, a juicio de los opositores, tiene el organismo electoral para organizar este proceso.
Las medidas represoras de los últimos días han dado impulso a la manifestación convocada para este jueves por la oposición
En torno a “La Toma de Caracas”, como se ha llamado la protesta, se ha generado una enorme expectativa y algunos ciudadanos lo ven como un punto decisivo en el que podrán demostrar que la mayoría de los venezolanos aspira a remover a Maduro de su cargo.
El politólogo Edgar Gutiérrez explica que esta iniciativa no nació con este objetivo, pero las detenciones del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la policía política venezolana; así como las medidas del Ministerio de Interior y Justicia de prohibir los vuelos privados, el sobrevuelo de drones, y, además, la orden de Maduro de suspender servicios de transporte masivo como el Metro de Caracas, han dado un toque decisivo a la convocatoria. “El propio Gobierno lo ha convertido en un punto de inflexión”, afirma el especialista a bez.es.
Detenciones y persecuciones
Maduro no ha dejado de mover sus piezas del ajedrez para sacar del juego a los peligrosos para su Gobierno. El exalcalde Daniel Ceballos, detenido tras las protestas de 2014 y en arresto domiciliario, fue sacado de su casa el sábado en la madrugada con la excusa de hacerle un examen médico. Nunca volvió a su residencia y en este momento está preso en la cárcel de San Juan de los Morros, una de las más peligrosas del país.
La detención de seis miembros del partido del opositor Leopoldo López han llenado las calles de temor ante nuevas detenciones o muertes
El mismo día mismo ocurrió algo parecido con Gabriel San Miguel y Francisco Márquez, dos jóvenes detenidos por hacer activismo político durante la primera recolección de firmas del revocatorio. Acusados de terrorismo y expuestos al escarnio público por el número dos del chavismo, Diosdado Cabello. Hasta el fin de semana estuvieron en la sede de la policía política de Caracas, ahora están en Tocuyito, otro conflictivo centro de reclusión venezolano.
Para Warner Jiménez; alcalde de Maturín, una ciudad a 500 kilómetros al oriente de Caracas; y Lester Toledo, concejal del estado Zulia, emitieron orden de detención por participar en una presunta desestabilización al Gobierno. Nunca precisaron cuál.
El dirigente Yon Goicochea, quien hace menos de un año que llegó al país, tras cursar estudios de postgrado en EEUU, fue detenido el martes en una autopista caraqueña, cuando se mudaba de casa. El Gobierno le acusa de tener un cordón de explosivos que utilizaría en la marcha. Finalmente el alcalde del capitalino municipio de El Hatillo, David Smolansky, también está en la mira del chavismo y su residencia fue allanada este miércoles.
El punto común de todos es que militan en Voluntad Popular, el partido más radical de la oposición. Gutiérrez no duda en advertir de que las detenciones continuarán, “porque el Gobierno busca descabezar y desarmar por completo” a la coalición que fundó el dirigente preso, Leopoldo López. Por su parte, el veterano dirigente político opositor Carlos Melo, también fue detenido por el Sebin. También se le acusa por tener explosivos. Melo milita en el partido Avanzada Progresista. El ambiente en Caracas se ha venido agudizando durante la semana. En las calles se percibe y se habla de temor. Parte de la población cree que habrá detenciones y hasta muertos si se prensan los conflictos.
El boom catalizador
No hay señales de que Maduro, Cabello y otros portavoces del chavismo disminuyan la frontalidad de sus acciones contra la MUD, por eso, el analista político y director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León consideró que Venezuela es una bomba de relojería bajo estas circunstancias.
Numerosas personas han caminado desde distintos puntos del país para participar en la manifestación de hoy
Para la “Toma de Caracas” algunos ciudadanos apelaron a la irreverencia. Por ejemplo, 1.500 indígenas caminaron 700 kilómetros desde el sur del país y llegaron a la capital este miércoles, cuatro discapacitados rodaron en sus sillas de ruedas desde Barquisimeto, un sacerdote también llegó caminando a la capital desde el oriente del país y un grupo de médicos también tomó la iniciativa de caminar hasta Caracas.
“Sigue aumentando el nivel de presión política. Los abusos se convierten en catalizadores que le dan más razones a la gente para protestar. Es una abierta provocación”, opina Gutiérrez. Sin embargo, León aclara que el éxito de la marcha de este jueves es la capacidad de articulación y no una asistencia masiva. “A Maduro, dependiendo de cómo juegue, le quedan más movidas, pero no demasiadas. Su espacio para atrincherarse se reduce cada vez más. Si juega mal, puede acelerar dramáticamente su salida”, explica el experto.
Zapatero y Unasur
Por otro lado, el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero llegó a Caracas el lunes de improviso. Será observador de la actividad opositora junto a Unasur. El gobierno rechazó a la Organización de Estados Americanos (OEA) la participación en la veeduría.
A Zapatero no se le ha visto en público, pero la mañana de este miércoles emitió un comunicado que suscribió junto a Unasur en el que hizo un llamamiento a la manifestación pacífica. "Hacemos un enfático llamamiento para que los distintos actores políticos y sociales ejerzan de manera pacífica su derecho de manifestación durante las movilizaciones convocadas… Insistimos en utilizar el camino del diálogo para resolver las legítimas diferencias existentes..:”, manifestaron.