Diferentes estudios realizados en el marco de la UE sostienen que el sector privado podría contribuir a la inversión necesaria en infraestructuras, lo que permitiría “liberar recursos públicos anteriormente destinados al mantenimiento de carreteras”.
La recomendación de los expertos señala para España un aumento en el pago por distancia recorrida, aplicado a todos los vehículos
Los documentos elaborados sobre tarificación para las vías de alta capacidad argumentan que el peaje basado en la distancia recorrida es “el mejor sistema, tanto para financiar la infraestructura como para regular el tránsito, aumentando la competitividad de la economía de la Unión Europea (UE)”. Por ello, consideran que en España se debe potenciar el “pago por distancia recorrida y aplicarlo a todos los vehículos”, lo que permitiría "mantener la calidad y la seguridad de la red vial y liberar recursos para invertirlos en un impulso de la actividad económica".
La empresa autora del informe Modelo de tarificación para vías de alta capacidad, Abertis, defiende la “implantación real de un sistema de peaje armonizado y obligatorio en toda la UE”, y recoge que, aunque España tiene el mayor número de vías de alta capacidad de Europa, “solo un pequeño porcentaje de la red es de peaje”.
El grupo que gestiona el mayor número de autopistas de peaje sostiene en su documento que España cuenta con “uno de los presupuestos de mantenimiento de carreteras más elevados de la UE, dado que la mayor parte de su red es gratuita”. Por ello, aboga por un sistema basado en los principios de "quien usa, paga" y "quien congestiona/contamina, paga".
Por otra parte, un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid presentado por el profesor José Manuel Vasallo evalúa que la privatización durante 30 años de “determinados segmentos y corredores de la red vial de alta capacidad” podría generar 14.000 millones de euros y suponer un ahorro potencial de 100.000 millones de euros “de gasto público en mantenimiento y recursos que podrían utilizarse para financiar otras políticas necesarias”.
Una situación insostenible y anómala
Los expertos consultados por bez.es estiman que la situación en España es “cada vez más insostenible” y anómala en comparación con el resto de Europa: “Por razones históricas, la red de peaje está desigualmente distribuida y crea conflictos regionales/sociales. Esta dualidad se agravó por la construcción de nuevas autovías gratuitas, a menudo paralelas a las vías de peaje”.
"La media de personas fallecidas en autopistas bajo un 8% anual, en comparación con el 6,5% de otras vías"
Otro argumento que se esgrime en este debate apunta a la seguridad. Está demostrado que las autopistas son más seguras, y cada vez más, que el resto de la red vial. En la UE, entre 2004 y 2013, el número de personas fallecidas en las autopistas "disminuyó a una media del 8% anual, en comparación con el 6,5% en otras carreteras". Además, varios estudios demuestran que, en muchos países, las autopistas de peaje suelen ser las vías más seguras de la red de alta capacidad.
Los datos del Ministerio de Fomento coinciden [pdf, pág. 58]: desde 1994 hasta 2014, han muerto en accidentes de tráfico 2.722 personas en autopistas de peaje. En las autopistas libres y autovías, 9.355, y en el resto de vías 17.115. La suma de estas dos últimas cifras supone un 972% más que las que se registraron en autopistas de peaje.
Datos en la página 248 del Anuario Estadístico 2012 del Ministerio de Fomento 248
El peaje es una forma de tarificación, señala el mencionado estudio de Abertis, y añade que "puede aproximarse al coste real de los trayectos", ya que, en la mayoría de los casos, lo pagado refleja "la clase de vehículo que se utiliza para el viaje, varía según la hora del día, el coste de los elementos de infraestructura más caros (como los viaductos o los túneles), la sensibilidad medioambiental de algunas áreas, la clase de emisión de algunos vehículos o el nivel de congestión".
Los expertos recomiendan avanzar hacia la armonización en la UE para la aplicación de las tarifas sobre el uso de las autopistas, lo que permitiría conseguir “un verdadero espacio único europeo de transporte, la internalización de todos los costes de transporte por carretera, el avance hacia un verdadero servicio europeo de peaje electrónico (EETS) y la liberación de suficientes recursos públicos para otras necesidades sociales”.